Sea en el jardín o la acera, plantar un árbol conlleva una responsabilidad que debe equilibrarse con los propósitos de quien lo siembra; así, sea para demarcar límites, brindar aislamiento o crear barreras visuales, proteger del viento, procurar sombra o sencillamente embellecer un espacios de esparcimiento (como en parques y plazas), se debe tener ciertos conocimientos sobre el carácter y de las limitaciones de las diversas especies que pueden utilizarse, considerando las condiciones del entorno donde se ubicarán.
Lo anterior, implica tomar en cuenta el tipo de suelo, el clima y el grado de polución que exista en la zona; esto, porque un árbol en la ciudad está sometido regularmente a situaciones de estrés y a condiciones medioambientales muy diferentes a las que tendría en su medio natural, por lo que se deberían tomar en cuenta cuestiones básicas de arboricultura urbana.
Planificar es la clave
En la actualidad, se plantan árboles en las urbes de manera casi arbitraria, sin la planificación debida o una correcta preparación del suelo y no se seleccionan adecuadamente las especies, lo que, con el paso del tiempo, deviene en árboles débiles o enfermos, árboles mal colocados en el terreno –y con probabilidades de caer por un viento fuerte o lluvia excesiva–, que sufren podas incorrectas cuando sus ramas o raíces “estorban” a las viviendas o negocios colindantes; pero estos problemas pueden ser previsibles y corregidos con medidas preventivas.
Lo anterior, debería ser de interés para ciudadanos, técnicos especializados y políticos encargados de velar por el espacio público, porque una mala plantación puede a la larga costar más de lo previsto; con todo, a pesar de existir consideraciones sencillas, hay muchos casos en los que las personas se obstinan por plantar especies no adecuadas y cuyo mantenimiento es más oneroso.
La forma natural
En la ciudad, con las limitaciones de espacio derivadas de una variable anchura de las calles, no siempre podremos dejar crecer en libertad a los árboles; aunque este problema no existe (o es mínimo) en parques o plazas porque suelen contar con espacio suficiente para el crecimiento de las raíces y frondas, cuando se piensa en la acera de una calle se debe hacer una reflexión antes de decidir plantar un árbol, tomar en cuenta las dimensiones que tendrá con el paso del tiempo, si la anchura de la acera podrá contenerlo y si requerirá podas continuas.
Lo ideal es elegir una especie que necesite una intervención humana mínima y busque no entrar en conflicto con el entorno y las edificaciones aledañas; no es recomendable plantarlos en aceras de menos de 2 metros de ancho porque demandará podas periódicas y, si es una zona comercial, puede haber quejas por la altura de las copas de los árboles, que puede ser inconveniente si obstruye la visibilidad de los anuncios.
Cuestión de dimensiones
En estos términos, lo aconsejable es no plantar árboles en aceras con una anchura menor a los 3.5 metros, pero si se insiste en sembrarlos hay que tratar de que sean especies de tamaño pequeño, como las de los géneros Citrus, Ligustrum, Koelreuteria, Lagerstroemia y Prunus, por mencionar algunas que son conocidas (puede preguntar a su jardinero de confianza o empleado de vivero).
De este modo, un primer criterio de elección puede ser la anchura de acera que se tenga para así poder seleccionar especies que presenten características morfológicas de acuerdo con los intereses de cada quien; eso sí, hay que dejarlas crecer con su fronda natural lo más posible (si hay espacio suficiente), por lo que se aconseja utilizar especies como Morus, Catalpa, Paulownia, Jacaranda, Melia, Robinia, Sophora, Tipuana, Ulmus, Tilia, Platanus o Populus.
Otras especies
Por otra parte, si se desea una palmera, pues su tallo o tronco no es ancho en exceso, se recomiendan especies como Butia, Erythea, Latania (Livistona), Jubaea, Washingtonia, Phoenix o Trachycarpus, porque además soportan un ambiente seco; con todo, el inconveniente es que deben plantarse con un tamaño suficiente para que las hojas no estorben a los transeúntes.
Otra posibilidad negativa es que en el vivero de su elección pueden no tener disponibilidad de estas especies, porque no hablamos de arbustos de poca estatura; de cualquier forma, es probable encontrar especies de Citrus, Punica, Eleagnus, Prunus, Laurus o Ligustrum, que son comunes y tienen demanda constante.
Si se desea plantar árboles de grandes dimensiones, las raíces de especies como la Jacaranda, Grevillea, Tipuana, Lagunaria o Casuarina no presentan problemas, pero es necesario cavar de manera profunda donde se la piensa colocar, además de regar de manera espaciada y constante, para favorecer que la raíz se “asiente” adecuadamente (con firmeza).
Para saber
- Se debe evitar plantar en aceras árboles de dimensiones excesivas o de raíces superficiales y extendidas que pueden producir fisuras en las aceras y afectar líneas subterráneas de servicio (agua, telefonía, gas o electricidad).
- De preferencia, inclinarse por especies que requieran poda esporádica y no desprendan hojas en exceso (todo dependerá del clima de donde se viva, por supuesto).
- Tomar en cuenta el tipo de demarcación donde se prevé plantar árboles, siempre hay que proyectar a futuro las consecuencias del crecimiento de cualquier especie en el espacio público.