Si hace mucho tiempo que no lavas las fundas de tu almohada quizá sea hora que que prestes mucha atención en todas las consecuencias que esto podría traer, pues estas pueden llegar a acumular mucha suciedad, polvo y ácaros, los cuales son dañinos para nuestra salud.
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La importancia de lavar tus almohadas
Una vez que ya conoces la cantidad de suciedad que se acumula en nuestra almohada quizá te puedas imaginar la razón por la que es importante que siempre tengan fundas aptas y limpias. Tomando en cuenta que estas son muy prácticas de retirar, eso hace mucho más sencilla la tarea de mantener limpio nuestro sitio de descanso.
Lo que se esconde en tus almohadas
Ácaros de polvo
Nuestro cuerpo se encuentra continuamente liberando células muertas, lo mismo ocurre con la cara y el cuero cabelludo. Mientras dormimos, liberamos células muertas que se van acumulando en nuestra almohada. De esta manera, si siempre apoyamos la cara en el mismo lugar, nuestra cara se encuentra en contacto con ellas. Pero esto es solo el principio. Resulta que estas células muertas son el alimento preferido de los ácaros de polvo, que también se acumulan en nuestra almohada. Sí, sí, mientras estás durmiendo, estás especies están aprovechando para ponerse las botas de las células muertas que desprendes.
Muchos dermatólogos han confirmado que por más que lavemos y limpiemos, existen ácaros de polvo en todos los hogares. Los ácaros de polvo dejan residuos, restos de sus cuerpos y otros alérgenos por su paso. Nunca sabremos que están porque no los vemos, pero debemos ser conscientes de su presencia.
Caspa, cerumen, saliva, sudor
Se sabe que por lo menos el 70 por ciento de los residuos que hay en la funda de la almohada son invisibles. Este dato nos confirma que la suciedad que se acumula en las fundas de nuestra funda de la almohada no son únicamente los ácaros, sino que también es nuestra. Efectivamente, nosotros también dejamos nuestros propios residuos.
Asimismo, se sabe que un humano tiende expulsar alrededor de un litro de sudor, 10 gramos de sal, 40 gramos de grasa y 2 mil millones de células muertas. Asimismo, de otros residuos naturales y artificiales que se encuentran en nuestra cabeza, como la saliva que expulsamos por la boca, el cabello, la caspa, la mucosidad, el cerumen, etcétera. A los naturales se suman los artificiales, si utilizamos productos para la cara o el cabello, como productos de maquillaje, cremas, gominas y un largo.