Para todos nuestros lectores que les gusta mantenerse actualizados sobre las técnicas idóneas para el cuidado de las plantas, definitivamente les debe de resultar importante el saber cuáles métodos de riego son los mejores para cada una de ellas, especialmente sobre el tipo de agua que deben de recibir.
Algo que pareciera de menor cuidado puede convertirse en la sentencia de tus plantas, por lo que es mejor estar enterado desde un principio sobre el tipo de agua que es mejor para ellas.
Quédate hasta el final de este artículo y descubre de qué te hablamos.
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¿Agua de la llave o agua purificada para mis plantas?
Si estás utilizando plantas y macetas para decorar tu hogar seguramente eres consciente de que deben de lucir sanas y verdes todo el tiempo para que logren transmitir esa frescura en el ambiente, por lo que debes cuidarlas debidamente desde el tipo y cantidad de agua que requieren.
Por esta razón, en esta ocasión te anticipamos que lo mejor que puedes hacer para que esto suceda es evitar regar tus plantas con agua de la llave o del grifo, esto debido a que esta suele contener químicos que pueden estancar su crecimiento, tal es el caso del cloro o la cal.
No obstante, existen plantas que son recomendables regar con cierto tipo de agua, como la filtrada o destilada.
Riégalas de esta manera
Si no tienes de este tipo de agua, ¡no te preocupes! siempre existen métodos para preparar agua del grifo para poder regar tus plantas.
Primeramente deber extraer agua del grifo y dejarla reposar en un recipiente por lo menos 24 horas. Una vez que haya transcurrido este tiempo mínimo los químicos que suele contener el agua del grifo se habrán evaporado, y entonces sí podrás regar tus plantas, especialmente si tienes en casa hortensias, gardenias o azaleas.
¿Cada cuánto riego mis plantas?
Para concluir, te recordamos que no todas nuestras plantas son iguales, y por lo tanto, no se desarrollan con la misma prontitud. Aprende a conocer bien a tus plantas para que las riegues cada cierto tiempo, pero también para que les prestes atención a sus cuidados específicos para que crezcan fuertes y sanas, y entre las que contamos luz, temperatura, humedad ambiental y agua que necesitan.