El Feng Shui son aquellas enseñanzas ancestrales de origen chino que están pensadas en armonizar el mundo material con el mundo inmaterial o invisible, para atraer ventajas positivas de la ocupación consciente del espacio físico.
Como arte y filosofía que es, cuenta con herramientas poderosas que ayudan en la realización de la tarea, como el espejo de Pakua, el Mapa de Bagua y las esferas Feng Shui; ya hemos abordado las dos primeras en artículos anteriores, por lo que el día de hoy vamos a hablar sobre las famosas esferas Feng Shui.
Estas esferas también son conocidas como "bolas facetadas" por su forma que asemeja una piedra preciosa, formando múltiples triángulos que permiten reflectar la luz.
Las esferas son utilizadas para atrapar las energías negativas que se encuentren en el espacio a proteger, canalizarlas y liberarlas en forma de energía positiva, para potenciar la fluidez del Chi.
Están compuestas de cristal y por lo menos de un 30% de plomo, ya que se considera como un material ideal para la activación de energías. Las bolas deben estar colgadas de hilos rojos siempre.
Si sientes una habitación energéticamente pesada, si experimentas cansancio, pesadez, tristeza o enojo cada que te sitúas en este sitio entonces necesitas eliminar las malas vibras que flotan en el ambiente, para ello las esferas de Feng Shui son ideales, sigue estos sencillo consejos para darles el uso correcto:
- Las bolas deben disponerse colgadas del techo.
- No deben estar en contacto con paredes, cuadros, adornos etc.
- Se pueden colocar hasta 4 esferas en una misma habitación, pero una suele ser más que suficiente.
- El hilo rojo del que deben colgar requiere tener una longitud precisa que responda a la numerología del Feng Shui, donde el nueve es un número afortunado, por lo que el hilo podrá medir nueve centímetros, o en su defecto múltiplos de nueve, como 18 o 24 cm.