Escoger nuevos colores y texturas para techos y paredes es una buena manera de darle a tu casa un nuevo aire. Los pintores profesionales saben cómo adaptarse a nuestras pretensiones, pero también hay la posibilidad de embarcarse uno mismo en la tarea.
Recordemos que el estilo de una vivienda es capaz de reflejar la personalidad de las personas que viven ahí. Si ellos cambian, la casa también necesitará entonces una buena renovación.
Otro de los casos en los que es muy común modificar algunos aspectos para personalizar el ambiente es cuando se compra o se renta una casa.
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¿Es recomendable acudir a un profesional?
Como sabemos, la pintura es uno de los recursos más usados para lograr darle un aire diferente a nuestra casa. Una tarea que se puede abordar de diferentes formas.
Por ejemplo, hay varias empresas de reformas integrales que se ocupan tanto de este trabajo como del resto de las obras que el contratante desee hacer en la casa.
El principal beneficio es que se obtiene un único presupuesto, se negocia con la misma persona y todos los trabajos se hacen en un periodo de tiempo determinado.
Con respecto a la opción de los pintores profesionales, resulta la opción mucho más económica cuando no está la necesidad de emprender ninguna otra reforma.
Ahora bien, pese a que los profesionales garantizan resultados perfectos, sus servicios pueden llegar a costar unas tres veces más que si lo haces tú mismo, o por tu cuenta. Y, después de todo, pintar muros y techos no es una tarea tan difícil si tienes en cuenta algunas indicaciones y sigues el procedimiento adecuado.
Pinta tu casa, ¡y déjala como nueva!
Lo primero que debes de hacer es conseguir todos los materiales y herramientas que vas a necesitar, y entre los que enlistamos:
- Un par de brochas y pinceles de diferentes tamaños para pintar correctamente hasta los rincones más estrechos.
- Rodillos y bandejas para las superficies más grandes tanto de paredes como de techos.
- Un par de espátulas y lijas para quitar la pintura anterior.
- Recipientes en los que puedas limpiar los pinceles y almacenar la pintura y los utensilios para no manchar ningún otro objeto.
Una vez que hayamos reunido los elementos necesarios entonces viene el paso más complicado y decisivo: escoger la pintura. Antes de decidirte por un color debes tener muy claro cuál es el efecto que deseas que tenga en tu casa. Más allá del tradicional blanco, es posible personalizar cada habitación usando tonos diferentes.
De esta manera, por ejemplo, los amarillos pueden darte mucha luz, mientras que los rosas y verdes tienen un efecto muy relajante. Debes de tener en cuenta que los colores, una vez aplicados, tienden a adquirir una tonalidad más fuerte que en la carta de muestras.
Por esta razón es que mejor que hagas alguna prueba previa en algún sitio no demasiado visible.
Sobre los tipos de pinturas
De la misma manera es importante resulta el tipo de pintura que escojas. En función de ello, variará la textura y el acabado final. El más común es el temple.
Puedes encontrarlo ya sea en formato polvo o en pasta y, antes de empezar, lo debes de diluir en agua. Resalta bastante por su gran adherencia, sobre todo, en paredes de yeso. Permite buenos resultados sin que su aplicación sea muy complicada.
Eso sí, se aconseja que pongas atención en las indicaciones del fabricante y no disminuyas la mezcla más de lo señalado en el envase. Si lo haces, disminuiría su capacidad para cubrir las capas anteriores e incluso puede hacer que aparezcan chorreras.
Otra opción muy tradicional y de sencilla aplicación es la pintura plástica. Esta se seca de manera rápida y ofrece la ventaja de que es totalmente lavable. En los hogares con niños, es la más recomendada.
Asimismo, se usa el látex, el cual proporciona un acabado mate y sirve para casi todo tipo de superficies. Si por este tipo de pintura, ten en cuenta que no te servirá para metales, azulejos y cerámica.
Por otro lado, si el efecto que buscas es un acabado en brillo se usa el satinol. Un esmalte sintético satinado que bien aplicado te ayudará a conseguir muy buenos resultados.
Si has decidido emprender la aventura de pintar tu casa y dejarla como nueva con tus propias manos, debes tener en cuenta que su aplicación es más complicada y es frecuente que aparezcan chorreras. Si sucede, será necesario pintar toda la pared de otra vez.
Sin más demora, ¡manos a la obra!
Una vez que finalmente ya hayas escogido los materiales, el siguiente paso es la organización y la previsión del tiempo que vas a invertir en pintar. Lo más probable es que durante esos días tu vivienda se encuentre “manga por hombro”. Para evitar accidentes y que te sea mucho más cómodo, quita los muebles y cubre con paños aquellos que no puedas mover.
Otro de los tips básicos para pintar la vivienda y dejarla como nueva es tapar con cinta de pintor interruptores, zócalos, enchufes o apliques. Para las ventanas, una buena opción es utilizar papel de periódico.
Previa a la aplicación de la primera mano, limpia muy bien la superficie y líjala para que quede lisa y regular. Por supuesto, también debes de tapar las posibles fisuras y grietas.
Lo más recomendable es dar inicio por el techo. Antes de ponerte manos a la obra con los muros, deberás darle todas las manos de pintura necesarias. Recuerda que es muy importante que se haya secado la primera capa antes de empezar con la segunda. De esta manera, evitarás irregularidades.
En los muros, un truco muy útil, practico y sencillo es marcar los límites con el techo con un pequeño pincel. Para pintarlas se sigue siempre el mismo orden de aplicación y es mejor terminar con cada plano antes de empezar con el siguiente.
¡Y listo! Así evitarás confusiones. Una última capa de arriba abajo te garantizará un acabado muy bonito.
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