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Teodoro González de León, un legado en la arquitectura mexicana

Teodoro González de León, un legado en la arquitectura mexicana

Su obra se encuentra en diferentes espacios de la CDMX, del país y del mundo. Es considerada como una de las más prolíficas y sugerentes del paisaje mexicano. El Universal

Teodoro González de León, nacido en la Ciudad de México en 1926, fue un arquitecto y artista multidisciplinario que dejó una huella imborrable en la arquitectura mexicana. Con una formación académica en la Universidad Nacional Autónoma de México, González de León se destacó por su habilidad innata para la creación artística y su capacidad de abstracción, lo que lo llevó a desarrollar un estilo arquitectónico único que fusionó elementos del pasado prehispánico con la arquitectura moderna.

Su experiencia con Le Corbusier

A los 21 años, González de León recibió una beca del Gobierno francés para unirse al taller de Le Corbusier en París. Esta experiencia marcó un antes y un después en su carrera, ya que tuvo la oportunidad de trabajar con uno de los arquitectos más influyentes del siglo XX y aprender de primera mano los conceptos revolucionarios de la arquitectura moderna. González de León fue el único mexicano que trabajó con Le Corbusier y formó parte del equipo que participó en el Conjunto habitacional de Marsella, un hito en la historia de las unidades habitacionales de posguerra.

El estilo arquitectónico de Teodoro González de León

La experiencia con Le Corbusier marcó decisivamente el estilo arquitectónico de González de León, que partió del funcionalismo y adoptó elementos del pasado prehispánico. Sus diseños se caracterizan por el uso de hormigón cincelado por su sencillez y maleabilidad, así como por obras de gran tamaño que le dan un toque monumental a sus creaciones. Aunque su obra también es identificada como brutalista, González de León siempre buscó fusionar el pasado con lo contemporáneo para crear un estilo propio.

El patio como elemento central

Una característica distintiva de la obra de González de León es el patio, al que le daba una gran importancia. Para él, el patio no era simplemente un espacio vacío, sino un espacio central de distribución, circulación y encuentro. Esta característica está presente en algunas de sus obras más conocidas y manifiesta la influencia tanto del pasado colonial como del legado prehispánico. Como urbanista, González de León anteponía la ciudad y la forma en que se recorre y se habita a cualquier otro interés arquitectónico.

Obras más importantes

El Colegio de México: construido en 1976 al sur de la capital, este edificio es considerado un símbolo de la arquitectura brutalista en México. Destaca por sus patios cubiertos y espacios encontrados, pensados para estimular la convivencia multidisciplinaria como espacios comunes por donde todas las personas debían pasar.

Auditorio Nacional: aunque el proyecto original del Auditorio Nacional se llevó a cabo en 1952 por los arquitectos Hugo Enrique Díaz Moro y Fernando Peña, la icónica fachada actual de concreto martelinado y su enorme explanada es obra de González de León y Abraham Zabludovsky. La remodelación mayor que data de 1988 cambió por completo la cara de este foro, mejorando la acústica al interior con un nuevo escenario y butacas.

Ciudad Universitaria: González de León participó en el anteproyecto para la creación de Ciudad Universitaria junto con Enrique Molinar y Armando Franco. Este campus central de la UNAM es uno de los más grandes e importantes del mundo y cuenta con numerosas obras emblemáticas.

Museo Universitario Arte Contemporáneo: el primer museo dedicado al Arte Contemporáneo en México fue proyectado por González de León y construido en 2006 en el Centro Cultural Universitario de la UNAM. Destaca por su fachada de concreto y muros de cristal que juegan con las transparencias al exterior y la luz que se filtra desde la entrada.

Premios y reconocimientos

A lo largo de su carrera, Teodoro González de León recibió distintos reconocimientos por su trabajo, entre ellos el Premio Nacional de Ciencias y Artes en 1982, el Gran Premio Latinoamericano en la Bienal de Arquitectura de Buenos Aires en 1989, su ingreso a la Academia Internacional de Arquitectura en 1994 o la Gold Medal, el premio trienal de la Unión Internacional de Arquitectos en 2008. Su legado en la arquitectura mexicana es incalculable y su obra sigue siendo una fuente constante de inspiración para las generaciones futuras.
 

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