Guadalajara, en opinión de más de uno, recibió el “modernismo” en sus calles no sólo con el fin de la II Guerra Mundial y una paz relativa que la comenzaba a involucrar con el desarrollo económico que el país viviría las siguientes décadas sino, a nivel particular, con la iniciativa del ingeniero Ignacio Díaz Morales, artífice principal del surgimiento de la primera escuela de arquitectura en la Universidad de Guadalajara (UdeG), cuyos primeros maestros y egresados marcan con su trabajo la imagen que la ciudad ha dejado establecida en la memoria de –por lo menos– las últimas tres generaciones de tapatíos.
Así, lo que actualmente conocemos como el Movimiento Moderno en Guadalajara quizá merezca que su origen se ubique unos años atrás de la fundación de la Escuela de Arquitectura (1948), con algunas obras de Luis Barragán pero, sin duda, la marca se percibe mejor en algunas edificaciones de los años cincuenta, sesenta y setentas; tiempo en el que los nombres de Alejandro Zohn o Fernando González Gortázar se hacían notar.
Nuevas visiones
Interesado en la reflexión y la enseñanza de la arquitectura, el Ing. Díaz Morales consiguió los apoyos del gobierno y autoridades para la creación de la escuela y, con miras a enriquecer su perfil académico, invitar a profesores extranjeros como Mathías Goeritz, Silvio Alberti, Horst Hartung o Eric Coufal.
Lo que pudo notarse en el desarrollo urbano de Guadalajara fue que de una arquitectura modesta y más cercana a estilos del pasado, centrada en lo funcional, pasó en un lapso relativamente corto a utilizar más el concreto (por sobre sistemas y materiales tradicionales) y considerar nuevas visiones acerca de la arquitectura que procedían –por ejemplo– de la escuela Bauhaus o los puntos para una nueva arquitectura de Le Corbusier.
Así, el Movimiento Moderno en Guadalajara se manifiesta en algunas obras realizadas por tres generaciones de ingenieros y arquitectos (donde podemos nombrar al propio Díaz Morales, Julio de la Peña, Erich Coufal, Alejandro Zohn, Alejandro Prieto, Guillermo Quintanar, Miguel Aldana Mijares o Federico González Gortázar) que cambiaron la imagen urbana y la dieron una nueva identidad.
Obras Reconocibles
Mercado Libertad (San Juan de Dios)
Considerado formalmente como Monumento Artístico de la Nación por el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), su diseño original es obra del arquitecto Alejandro Zohn, y se realizó en 1958. Conserva sus funciones como mercado popular.
Teatro Experimental de Jalisco
Inaugurado en 1960, fue diseñado por el arquitecto Erich Coufal y forma parte del Catálogo de Patrimonio Cultural de la Nación. Forma parte del Complejo del Parque Agua Azul y cuenta con dos obras artísticas como parte integral de la edificación: una escultura monumental de Olivier Seguín y un mural de Gabriel Flores.
Esculturas Monumentales
Conocidas popularmente como “Las Pistolas”, se ubican frente a puertas del ingreso principal al Parque González Gallo. Fueron realizadas en 1972 y su diseño es obra del arquitecto Fernando González Gortázar.
Biblioteca Pública del Estado y Casa de la Cultura
Conjunto inaugurado en 1957 y diseñado por el arquitecto Julio de la Peña; actualmente alberga la Casa de la Cultura Jalisciense, la Galería Juan Soriano y el Sistema Universitario del Adulto Mayor.