En el marco del mes del Orgullo LGBT+, en esta ocasión recordamos a Eileen Gray (1878-1976), una arquitecta, interiorista y diseñadora de muebles de origen irlandés que desde muy pequeña edad fue impulsada en su carácter artístico por su padre, un pintor, y una baronesa.
Eileen dio sus primeros pasos las actividades creativas en la ciudad de Londres, en donde en 1898 se inscribió en la escuela de Bellas Artes Slade para seguir los pasos de su padre. Posteriormente, en el año 1900, viajó a la ciudad de París por primera vez para conocer la Exposición Universal y fue allí en donde la obra de Charles Rennie Mackintosh y el movimiento Art Nouveau se robaron toda su atención.
Fue precisamente en la capital francesa en donde años después, en 1906, descubrió el mundo del lacado de la mano del artista japonés Seizo Sugawara. Eileen logró un estilo único con esta técnica, no solamente con las pantallas, sino también con los paneles arquitectónicos y piezas de mobiliario que le llevarían a alcanzar el reconocimiento y a abrir su propio taller de muebles lacados.
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Después de La Gran Guerra
Luego de la Primera Guerra Mundial (1914-1918), Gray reorientó su actividad al interiorismo y el diseño de muebles. De este proyecto de decoración de un apartamento en la Rue Lota en París fue que nació una de sus primeras piezas icónicas: el sillón Bibendum, el cual es nada más y nada menos que un homenaje al muñeco de la marca de neumáticos Michelin.
Animada por el arquitecto de origen rumano, Jean Badovici, quien fue editor de algunas de las publicaciones más influyentes sobre arte y arquitectura moderna de la época -y quien también se convirtió en su amante-, Eileen Gray se adentró por completo en el mundo de la arquitectura pese a no contar con la formación. Así, en 1924 levantó en la costa sur de Francia su propia casa de vacaciones, la E-1027, la cual amuebló con piezas de su propia creación que también se convertirían en icónicas, como la mesa auxiliar homónima.
Como parte de su arquitectura, Gray introdujo una nueva manera de dividir los interiores que hoy son el epítome de una concepción flexible del espacio. Por ejemplo, utilizando los populares biombos o usando las estanterías o módulos de almacenaje también como elementos arquitectónicos.
Luego de participar en una exposición junto a Le Corbusier en el año de 1937, Gray abandonó finalmente su carrera como diseñadora. Como resultado, su trabajo quedó en gran parte olvidado hasta que en 1968, cuando el crítico Joseph Rykwert publicó un artículo sobre su obra en la revista Domus que logró reivindicar su legado.
Al día de hoy, sus obras, reeditadas, son objeto de grandes colecciones y ejemplo de una visión pionera del diseño contemporáneo.