Personajes

Rosela Barraza: La mente genio detrás del modern bistro de Cana en CDMX

La arquitecta de profesión se encuentra en México tras el éxito de su trabajo como diseñadora de Cana, un bistro con influencia mexicana y francesa

Rosela Barraza es una diseñadora mexicana que se caracteriza por siempre desarrollar en sus proyectos de interiores el respeto por la arquitectura y esencia del espacio, pues toma en cuenta tanto el entorno como los conceptos y valores adecuados para fusionar el bienestar de cada área del sitio. ESPECIAL

La mexicana Rosela Barraza es una Diseñadora multidisciplinaria que regresó a México para dejar en claro que todos los años que se encontró fuera de su país no fueron en vano, pues su formación académica y profesional en el extranjero la han llevado a consolidarse como una especialista del diseño y arte culinario, así como a desarrollar un importante grado de sensibilidad por la cultura global que permite que su enfoque es más que único. 

En una exclusiva charla para ESPACIOS, Rosela Barraza nos compartió un poco sobre la experiencia que le ha dejado perfeccionar su profesión en el extranjero para lograr desarrollar diseños funcionales y exitosos, así como también de su firma Rosela Barraza Studio (2019) y su regreso a México, en donde lideró el proyecto del restaurante Cana Bistro, en Ciudad de México. 

Rosela dirigió por primera vez un proyecto en México que, además, le permitió adentrarse a una manera diferente de hacer el diseño de interiores, pues se mantuvo más cercana e inmersa con cada uno de los detalles y elementos del proceso a diferencia de otros proyectos en los que colaboró en el extranjero. ESPECIAL 

¿Cómo impactó el haber vivido en diferentes países en tu manera de trabajar el diseño de interiores? 

Yo estudié arquitectura en la ciudad de Monterrey, entonces viví 5 años en México y después de terminar me mudé a San Francisco y, en realidad, mi carrera empezó en Estados Unidos. Toda la experiencia que tengo siempre ha sido en Estados Unidos, entonces, hasta ahorita, estoy como entendiendo la diferencia de lo que es trabajar en ambos países. Sí es una experiencia completamente diferente. También, cabe mencionar, que cuando te mudas a otro país pues, nadie te abre puertas. No conoces a nadie. Me moví lo más que pude desde que llegué a la ciudad, o sea, tanto a través de mi escuela como buscando interships […]  trabajando. Pues trabajando así, y haciendo muchas […] había eventos de networking, entonces yo ofrecía mi tiempo y ayudaba a organizar, a estar ahí de… pues no sé, ayudando en las entradas. Y así fue como fui conociendo mucha gente en la industria. Entonces cada que iba a una entrevista de trabajo era como de “ah, te conocí en el evento de tal y tal”. Entonces como que para mí fue muy fácil el networking en la ciudad, además de que San Francisco es una ciudad muy chica, o sea, sí está fácil conocer a todo el mundo en tu industria e irte metiendo poco a poco en esa burbuja de diseñadores y creativos. 

Yo creo que trabajar en Estados Unidos te abre un panorama completamente mucho más amplio. O sea, a ver trabajado en proyectos en Estados Unidos, Canadá, en Macao, en China, cuando hicimos el crucero en Disney el crucero se estaba desarrollando o construyendo en España. En realidad como que empiezas a ver un área mucho más global del alcance que tiene a lo que te estás dedicando. Y pues muchos proyectos en Estados Unidos, también.

¿Qué elementos detectaste en la manera en cómo se hace diseño de interiores en México con respecto a cómo se hace en Estados Unidos?

Yo he notado mucho, cuando llegué a México, que me decían ‘decoradora’. No necesariamente soy decoradora porque soy arquitecta y me dedico más bien a los interiores, pero sí en lo que una arquitectura de interior. No estoy nada más en pintura y muebles si estás desarrollando un espacio que va aún más allá. Entonces yo creo que esa ha sido una de las cosas que he notado, y que en Estados Unidos, sobre todo para los proyectos más grades, y  [que] es muy común tener un equipo mucho más amplio. Trabajas con arquitectos, un diseñador de iluminación, un diseñador como de todas las instalaciones eléctricas, mecánicas. Los proyectos terminan siendo mucho más grandes y mucho más colaborativos que aquí, creo que yo. Como que aquí, o sea, contratas un arquitecto y como que el mismo arquitecto hace todo y… creo que la diferencia se nota cuando tienes más personas involucradas que se enfocan en su experiencia, y el resultado del proyecto termina siendo mucho más exitoso, ¿no? Porque quieras o no, yo entiendo escala humana, pero yo no me dedico a la arquitectura porque no es mi escala. O sea, yo entiendo que la escala de una ciudad es mucho más distinta a la escala de un espacio interior. Entonces, por ese lado, es una de las cosas que he notado, pero creo que me falta involucrarme un poco más en proyectos en México para entender cómo es el proceso de trabajo aquí. […] 

El restaurante -Cana Bistro- sí es un proyecto que yo desarrollé sola con la ayuda del contratista, teníamos a alguien que diseñó todo el equipo de cocina, todo lo que era más mecánico, pero es un proyecto a una escala más chica.

 Para Rosela, trabajar en el proyecto de Cana Bistro fue la oportunidad perfecta para conocer la manera en cómo se realizaban los proyectos de diseño de interiores en México. ESPECIAL

¿De qué manera se percibe a sí misma Rosela Barraza como una diseñadora de interiores? 

Definitivamente mucho más del área creativa. Yo soy mucho de comenzar con el sueño. Como que tienes una idea y luego buscas cómo solucionarla. Pero al principio siempre queremos crear una experiencia única. Queremos que el espacio se sienta distinto, que sea memorable, y obviamente después te entra toda la cuestión de la parte económica y la parte física. El cómo lo vamos a construir. Definitivamente, eso siempre es parte de qué experiencia queremos crear y entender al usuario. En este caso fue un restaurante. 

Es entender cuánto va a costar cada platillo, qué tipo de ambiente queremos, qué tipo de música… si van a abrir sólo para cenas o también es de día… O sea, es entender mucho las necesidades del concepto que tiene el cliente, y de ahí transmitirlo a espacio físico.

¿Alguna vez pensaste en cambiar de profesión, Rosela?

La verdad es que desde niña siempre quise ser diseñadora. O sea, como que siempre quise pertenecer a esta categoría de algún tipo de cuestión creativa, pero yo creo que cuando estaba en preparatoria como que tuve un poquito de dudas en cuestión a si estudiar arquitectura era lo mío, por el simple hecho de que te comienzan a influenciar otras personas, ¿no? No es nada que yo lo dudara. Realmente [era] como que ‘Uy, pero es que ser arquitecto es muy difícil’, o ‘a lo mejor no ganas mucho dinero’, pero yo creo que de mí parte como que siempre lo tuve claro. 

Bueno, no es cierto (risas). En realidad tuve un ratito en que quise estudiar gastronomía. Entonces como que ahorita lo estoy sintiendo que… lo que hago va mucho de la mano con lo que me gusta, ¿no?  Es estar creando espacios tipo restaurantes; te gusta la gastronomía y estás entendiendo cómo englobar todos los conocimientos que tienes tanto en lo cultural como en la gastronomía, parte del diseño, etcétera. Pero, bueno, me fui un año a Francia y estuve estudiando gastronomía, pero la verdad que es meramente hobbie. Era mucho más de que me gusta hacer [cocinar] para la gente que quiero, pero no así que me guste como carrera.

Luego de tu paso por el extranjero, de consolidarte como una diseñadora internacional, sabemos que trabajaste en el diseño de un restaurante en Ciudad de México llamado Cana Bistro ¿Qué significó para ti regresar a México con un proyecto en el que, además, también te encargaste hasta de diseñar las lámparas colgantes que encontramos en el establecimiento? 

La verdad, yo siempre he tenido la inquietud de desarrollar algo en México. Yo creo que por la pandemia yo empecé mi propia tienda a finales del 2019, entonces estuve trabajando en algunos proyectos en Estados Unidos, pero, yo creo que este proyecto fue una gran oportunidad para mí para usar todos los recursos que tiene México, no sólo en mano de obra. 

Trabajar con artesanos, buscar azulejos hechos a mano, las capacidades y económicamente el alcance que tiene un presupuesto aquí comparado con Estados Unidos pues no es el mismo. Quieras o no tenemos mano de obra mucho más accesible, y se pueden lograr mucho más cosas gracias a ello. Y pues, lo divertido de este proyecto -Cana Bistro- fue buscar todos esos recursos. Mudarme aquí, regresar y contactar a todos mis ex colegas de la universidad y buscar los recursos, y buscar ¿Quién me puede hacer estas lámparas? Fue la oportunidad perfecta porque pude desarrollar los prototipos junto con el diseño de este restaurante. Fue la idea desarrollar toda la colección entera, y poder venderla a través de nuestro estudio. Fue muy satisfactorio. 

[Fue] muy diferente el proceso en México, pero yo creo que el mismo proyecto lo refleja, ¿no? se nota en la atención al detalle, y la dedicación que se tuvo para crear un espacio único y englobando todo el conocimiento de haber vivido en Europa, haber trabajado en Estados Unidos, crear experiencias diferentes. Experiencias para no caer siempre en lo ‘trendy’. Me gusta que mis espacios perduren. Siempre pienso en la regla de como cuando compras un carro: que te dure diez años, ¿no? No piensas en el ‘fast fashion’ de que quieran que en dos años ya lo quieran remodelar. La idea es de que, en verdad, estos espacios pasen a ser parte de la historia. Que pienses en venir a Ciudad de México y digas ‘ah, está el restaurante tal’, como Roseta, y estos restaurante como icónicos de la ciudad. Que tengan ese estilo que perdura.

Para Rosela Barraza, el concepto 'modern bistro'  proviene de intentar reinterpretar ideas antiguas pero con toques modernos, pensando en un espacio en el que perduren los elementos y se sintiera cómoda sin caer en lo trendy. ESPECIAL 

Sabemos que además de trabajar para marcas de la talla de Puccini Group, y firmas como Disney, Hilton, The Venetian en Macao, Nicole Hollis -en donde, por cierto, tuviste la oportunidad de trabajar en el diseño de Hoteles de lujo como Carmel Valley Ranch, también incursionaste con Dropbox, Spotify, Vans, Turner Broadcasting, Dollar Shave Club, Zefr y Google, por contar algunos. Ahora lo haces con tu propia firma: Rosela Barraza Studio, la cual nació a finales de 2019. Platícanos un poquito sobre este emprendimiento en el que, a rasgos generales, sabemos que te estarás enfocando al diseño de interiores de espacios comerciales boutique.

La idea siempre ha existido. Creo que, para mí, siempre estudiar y trabajar en otras empresas era meramente una escuela y aprender de los procesos de otras personas; tener la oportunidad de trabajar en otros proyectos tan reconocidos a empresas grandes, y con gente súper creativa, la verdad. He tenido colegas, jefes increíbles, y todo eso ha formado lo que o soy ahora. 

Muchas cosas no te las enseñan en la escuela y la mayoría de las cosas que se nos quedan son a través de la práctica. Creo yo que mi carrera, mí enfoque en haber trabajado en estas empresas fue esencial para ello. Siempre tuve la intención de tener mi propio estudio y hacer mis propios proyectos, pero sinceramente siempre lo he visto a escala más boutique. Como que nunca he querido ser un estudio reconocido con cincuenta u ochenta empleados. 

La verdad es que a mí me gusta ser parte del proceso, y al haber pertenecido a empresas tan grandes me doy cuenta de que cuando lo escalar a un tamaño así de grande se pierde la atención al detalle y la calidad del diseño. Para mí es más importante rectificar lo que hago y mantener este estudio mucho más boutique. Ya hasta nos dedicamos… estamos desarrollando la colección de lámparas, la idea es hacer lámparas y tapetes. 

Se está desarrollando un showroom para tener un espacio en donde podamos recibir a la gente, en donde podamos mostrar nuestros accesorios y hacer una curaduría de piezas vintage que se puedan implementar en nuestros espacios o que puedan ser comprados por clientes, pero la verdad es que no lo he pensado en que sea un espacio mucho más grande de [más] de diez o doce empleados. Me encanta idea de hacer proyectos chicos, proyectos con intención. Proyectos que vayan de la mano con artistas locales, ayudar a las comunidades indígenas, o trabajar con mano de obra que, creo yo, que México tiene bastante y hay que saber celebrarla y apoyarla.

Retomando un poco los inicios de Rosela Barraza Studio, sabemos que emprendes con este proyecto sólo un par de meses antes de que estallara la pandemia por Covid-19, ¿Cómo impacta esta problemática en el desarrollo de tu firma y en ti misma, y cómo le hiciste frente?

Lo bueno es que, hasta el momento, lo he manejado [el trabajo] por home office. Todos los proyectos se subcontratan. Cuando se necesita más ayuda, durante la pandemia lo pude llevar a cabo muy bien, y lo bueno fue que en Estados Unidos la construcción se categorizó como ‘esencial’, ¿no? […]

Los proyectos que tenía siguieron adelante, e inclusive mucha gente aprovechó este tiempo para hacer remodelaciones, o para buscar deals con empresas inmobiliarias para pagar menos renta, o para construir mientras estaban completamente cerrados los inmuebles, y pues… la verdad que sí.

Todo siguió adelante. A lo mejor hubo un cliente nada más que se echó para atrás, pero ya de ahí tenía un cliente en Beverly Hills, otro en West Hollywood y otro en Nueva York, y […] otro en Florida, y no hubo problema. Lo bueno fue que, como te comento, todo seguía en marcha. Lo único [malo] es que los materiales eran más caros, y todo venía súper atrasado porque muchas piezas venían de Asia y demás. Entonces muchas de las piezas se atrasaron muchísimos meses, mucho más de lo que se habían prometido, y bueno, eso alargo el proceso, nada más, pero eso no significa que eso no se llevara a cabo.

Luego de que la OMS levantara la emergencia sanitaria por COVID-19, ¿Qué sigue para ti y qué sigue para tu proyecto? 

Pues ahorita justo es el acondicionamiento del showroom, es sacar los prototipos de las lámparas adelante. También estoy trabajando en una colección de velas… eso, pienso yo que los interioristas siempre tiene que pensar en la estimulación de los cinco sentidos, ¿no? 

No sólo la experiencia es lo visual, sino también es el tacto, o sea, las texturas, los materiales que se utilizan. A mí encantó utilizar materiales naturales que embellezcan con el tiempo, que no sean simplemente sintéticos. Sí pienso en lo tipos de pegamento, el tipo de pintura, que no sean tóxicos. Claro, hay de presupuestos a presupuestos, y no todos te lo permiten, pero me gusta ser consciente de todo el impacto que tenemos en el diseño de espacios. Y pues los aromas son también un elemento muy importante en los espacios. 

Un restaurante, por ende, lo tiene, pues están cocinando en la cocina, y tiene los aromas de lo que están cocinando, pero un hotel, un spa, una oficina, inclusive, una tienda… como que es parte de la experiencia, y los aromas pues los puedes tener como muy identificados con ‘esto me recuerda a vacaciones’, o ‘el café me recuerda las mañanas’. No sé. Que el perfume de tu mamá o de tu abuela como que te recuerda a momentos gratos, felices. Entonces, creo yo, que es importante tomar en cuenta todos los sentidos.

Platícanos de Cana, ¿Qué elementos rescatas de Cana Bistro, cuál ha sido la respuesta de a gente? ¿Qué auguras para este diseño del restaurante?

Pues mira, la verdad que la respuesta ha sido bastante buena. Creo yo que todo el mundo que lo visita o que lo conoce por primera vez me ha felicitado con base al diseño y lo bien que se siente el espacio, entonces... también tenemos dos clientes nuevos gracias a ello, entonces creo que eso habla por sí solo, ¿no? Pero yo creo que fue una experiencia muy grata haber podido colaborar con este cliente y diseñar desde el contexto que se trabajó de hacer un bistro modenrizado y globalizado, porque también fue entender la cocina y la trayectoria de la chef, y cómo plasmar esto en espacio físico. No es nada más un bistro nuevo sin un concepto bien definido, es un bristo con la atención de dónde vienen los materiales, qué tipo de licor se sirve... sólo tienen el concepto de vino natural, de la agricultura regenerativa, etcétera. Entonces tienen mucha atención a todos estos detalles puesun poquito más sensibilizados. 

Queríamos que el espacio reflejara lo mismo, y pues fue una experiencia muy padre trabajar con ellos y diseñar un espacio que fuera de la mano, y que creara un ambiente que perdura con el tiempo y que celebrara la comida y los ingredientes que se utilizan en la cocina. Yo creo que uno de los elementos más importantes era diseñar una barra que no sólo fuera linda estétiicamente, sino que también fuera el lugar en el que te quieres sentar. Por lo general, cuando vas a un restaurante como que piensas que si te sientas en la barra vas a estar incómodo, como que prefieres una mesa, no te quieres sentar junto a otras personas. 

La idea era introducir este tipo de restaurante más neoyorkino, más europeo en México. Que la gente quiera sentarse en la barra. Se convirtió en el elemento principal dentro del espacio. La iluminación, el flujo dentro del espacio se diseñó con base en ella, y pues bueno, también se pensó en cómo iba a ir evolucionando el espacio y la idea siempre fue que no queríamos sobreasaturar las paredes con arte, entonces se utilizaron muchos espejos. 

La idea era que los espejos tienen el menú escrito, entonces esto puede cambiar con el tiempo. Las botellas de vino [también] decoran los espacios, entonces muchos de los gráficos son con base a los productos que se ofrecen dentro del espacio. [...] 

Otro de los detalles que también se me hacen muy importantes [son] los arreglos florales en el restaurante. Ya una vez que yo ya no esté ahí como que me preocupa un poco qué tipo de flores van a tener. Entonces por lo mismo pensamos que la idea era tener como naturaleza muerta, hacer arreglos florales que pudieran perdurar más tiempo y que no los tuvieran que estar cambiando, entonces no se ve vacío el espacio y se ve bien 'accesorizado'. Y pues, por último, hicieron varios viajes a los mercados de antigüedades y agregaron accesorios naturales, y crea otro ambiente.

De acuerdo con Barraza, la idea del diseño de este restaurante en la CDMX giró entorno a introducir el prototipo de restaurante neoyorkino a nuestro país; uno en el que la gente quisiera sentarse en la barra. ESPECIAL

Más Noticias