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Proporción áurea, proporción natural

El orden y exactitud de la belleza del diseño, arquitectura y el arte descifrado en número

La belleza encaja el la proporción aúerea. Unsplash/ Ludde Lorentz

Antiguamente, griegos y otras culturas se han preocupado por la estética, las proporciones, la naturaleza y el cuerpo humano, pues todos ellos están hechos por patrones, y quizá, a través de éstos se encuentre la belleza. Artistas, filósofos y científicos, han creado teorías a lo largo de la historia humana para teorizar y determinar ciertos principios que hacen que objetos, elementos, composiciones visuales, esculturas sean bellos a la vista, ya que, utilizan un lenguaje visual considerado natural, lo cual hace que parezcan más bonitos que otros.

¿Cómo se logra esta composición? Existe un método aplicado todavía en la actualidad: la proporción áurea. La podemos apreciar en obras arquitectónicas pasadas, como en la Catedral de Notre Dame o la Torre Eiffel, o incluso más antiguas como el Partenón de Atenas, las pirámides de Egipto, en murales egipcios, mesopotámicos y aztecas. Igualmente, en logotipos totalmente modernos y populares, como el pajarito que simboliza a la plataforma Twitter.

Matemáticos griegos, entre los siglos III y V a.C., teorizaron sobre la proporción áurea es un número irracional, también llamada la divina proporción, phi, número de oro o número áureo, que se descubre al advertir el vínculo existente entre dos segmentos pertenecientes a una misma recta, es decir, al dividir un segmento en dos partes, A y B. La parte A es más larga que la parte B y la y la longitud total de la recta tiene la misma relación con A que A con B. En términos algebraicos se expresa con la siguiente ecuación: (A + B)/A = A/B. Si, por ejemplo, A, tiene un valor de 1, B dará como resultado el número phi, que tiene un valor de 1,618.

 

Euclides fue uno de los primeros en estudiarlo, en sus palabras se explica mejor: “Se dice que una línea recta está dividida entre el extremo y su proporcional cuando la línea entera es al segmento mayor como el mayor es al menor”. Es uno de los principios formales de la composición visual. 
Sin embargo, esto no es todo, el logro del número áureo también se debe a la sucesión de Fibonacci, una serie de números infinitos en el que cada una de las cifras es el resultado de la suma de las dos anteriores. La sucesión es la siguiente, 0, 1, 1, 2, 3, 5, 8, 13, etc, donde vemos que 0+1 = 1, 1+1= 2, 2+1= 3, 2+3= 5 y así sucesivamente.

La curiosidad y relación con la proporción áurea es, que si se divide cualquier número de esta sucesión con el que lo precede, da como resultado un número que se aproxima a phi. Gracias a este hallazgo se comenzó a realizar representaciones gráficas de la sucesión, en rectángulos divididos en partes más pequeñas siguiendo la sucesión. Al trazar esta serie de rectángulos con una línea en forma de espiral que una algunos de los vértices, se encuentra la Espiral de Oro, proporción encontrada en todos lados, con frecuencia en la naturaleza y figuras geométricas.

Pese a que su definición pueda resultar abstracta y complicada, su aplicación ha sido frecuente y casi hasta necesaria de forma aplicada en la pintura, fotografía, escultura, publicidad y diseño, con todo lo que se relacione con cuestiones visuales. Sin embargo, la proporción áurea no se sigue, ni tiene por qué, al pie de la letra, sino más bien como una guía o para personas que apenas incursionan en algún arte visual.
 


¡Aplícala! 


En internet se encuentran fácilmente plantillas con la proporción áurea, por lo que se pueden imprimir para aplicarlas al objeto que deseemos o para fotografías. Los elementos que se quieran resaltar se deben ubicar en las intersecciones, así se consigue el equilibrio de elementos.
 

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